La obra, titulada «Retrato de una señora y su hija» , tiene detrás una fascinante historia que empieza en torno a 1550, cuando Tiziano ejecutó gran parte de la obra, aunque sin darle fin.
El retrato muestra a dos mujeres en pose serena que, según los expertos, parecen representar a la hija del artista veneciano, Emilia, y una de sus nietas, un motivo nunca visto en otra pintura del artista veneciano. Tras el fallecimiento de Tiziano en 1576, uno de sus discípulos retocó el lienzo, le dio alas a la señora y la convirtió en el arcángel Rafael, mientras a la hija le agregó un peinado masculino para encarnar en ella al personaje bíblico Tobías. El lienzo fue vendido por un magnate veneciano al zar Nicolás I de Rusia y adquirido posteriormente por un marchante francés, que lo escondió en un garaje de Londres para evitar que los nazis lo confiscaran."
