El 14 de enero de este año, Claude Picasso, hijo del pintor y administrador de la herencia del artista, recibió una sorprendente carta en su oficina de París. Un tal Pierre Le Guennec le pedía un certificado de autenticidad para 26 obras inéditas de Picasso y acompañaba la solicitud con unas fotos de no muy buena calidad.
El 30 de abril, el hijo del pintor recibió otra remesa de malas fotografías y otro texto asegurando que se trataba también de obras de Picasso. Nuevamente, Le Guennec que vive en una pequeña casa de un pueblo de la Costa Azul llamado Mouans-Sastoux, le reclamaba el certificado de autenticidad de las piezas.
Según publicó el lunes en exclusiva el diario Libération, Claude Picasso, intrigado por la revelación, se puso en contacto con Pierre Le Guennec y le pidió una cita aduciendo que le era imposible calibrar el origen de los cuadros -y su valor- si no los veía personalmente.
El 9 de septiembre, Pierre Le Guennec y su mujer se presentaron en París cargando una maleta. De ella, para sorpresa del hijo del artista y de varios colaboradores expertos, surgieron, entre otras maravillas, cuadernos llenos de dibujos, litografías, deliciosos retratos a tinta de la primera mujer de Picasso, Olga Khokholova, collages cubistas que por sí solos valen 40 millones de euros, acuarelas del período azul, bocetos de manos, caricaturas, estudios para Las Tres Gracias, dibujos y paisajes. Todo llevado a cabo por Picasso entre 1900 y 1932, uno de los períodos más productivos del artista.
Tras examinar el cargamento de la maleta durante tres horas, los expertos concluyeron que nadie en este mundo podría haber imitado tan perfectamente tantas técnicas diferentes y que se encontraban ante una inesperada montaña de Picassos tan auténticos como desconocidos.
Preguntaron a Le Guennec: ¿Cómo es que todo esto obra en su poder? Él respondió que en los últimos tres años de vida del artista, él se ocupó de las instalaciones eléctricas de sus tres residencias, y de colocar, entre otras cosas, varias alarmas antirrobo. Y explicó que las obras que contenía la maleta procedían de un regalo que le hizo el artista poco antes de morir.
OTRA VERSIÓN. A la policía que investiga el asunto Le Guennec le dio otra versión, siempre según la publicación de Libération, asegurando que quien en realidad se las regaló fue la última esposa de Picasso, Jaqueline de Vallaurais, fallecida en octubre de 1986.
Tras reunirse, los seis herederos del pintor decidieron denunciar al electricista. A juicio de ellos, es imposible que el artista, obsesionado por conservar todo, regalara esa cantidad de obras, ninguna datada ni dedicada e incluso, algunas sin terminar.
Claude Picasso, hijo de la relación que el pintor mantuvo con Francoise Gilot, explicó a Libération: "Él guardaba todo, los billetes de metro, las entradas de una obra de teatro o de una corrida de toros. Incluso las cuerdas que envolvían el correo que le traían cada día. Él pensaba que todo podía servir. Casi 200.000 objetos suyos se han conservado e inventariado. Y dar así, un regalo así, no se tiene en pie, francamente. Todo eso era parte de su vida. Él era generoso. Pero también databa y dedicaba siempre sus regalos. Y Jaqueline pudo regalar una postal o un libro pero todo eso está fuera de lugar".
Por lo pronto, la policía francesa se ha incautado del tesoro que entregó Pierre Le Guennec.
Las obras se guardan en la caja fuerte de las dependencias de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales, en Nanterre, en los suburbios de París. Ahí permanecerán hasta que un juez decida a quién pertenecen.
Rees, la abogada del electricista, agrega el tercer interrogante de la historia: "¿Por qué, si todo era robado, se iba a meter él solo en la boca del lobo después de 40 años?" EL PAÍS DE MADRID
La historia del hombre pintada sobre tela,madera,papel...con pinceles...desde el comienzo y por siempre........
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